Cuando el nombre pasa a ser número

En cada reclamo por una nueva víctima aparecen cada vez más carteles exigiendo justicia por casos que o quedaron impunes o no lograron la condena que según familiares y amigos de la víctima, el asesino merecía. Este es el caso de Alejandra “Rucu” Silva.


El femicidio de Fátima Acevedo convocó a muchas mujeres a las puertas de Tribunales, algunas exigiendo cambios, otras que se esclarezca el caso, y todas bajo un mismo sentimiento, de que esto así no puede seguir. La cantidad de varones que acompañaron, al menos físicamente, fue tan ínfima que no vale la pena mencionarla.

Pasado el shock del hallazgo del cuerpo sin vida de Fátima, se empieza a hablar del “caso Acevedo”, parece que una vez más, de a poco se le va a ir sacando el nombre a alguien y seguramente en un par de años algunos deberán “googlear” el tema para recordar bien qué pasó en aquella primera semana de marzo del 2020. Todo quedará impersonalizado, Fátima lamentablemente será un número más. Es que un femicidio o un asesinato tapa a otro, se naturaliza el horror y la inacción. Quizás el olvido social de la víctima no sea tan lamentable como el olvido del asesino, porque un nombre está indisolublemente ligado al otro. Olvidarse de Fátima, será sinónimo de olvidarse de Jorge Martínez. Será olvidarse de todos y cada uno de aquellos funcionarios que hicieron mal su trabajo. Así, con la fragilidad de memoria, todo seguirá igual.

En cada marcha desde hace más de un año aparece el cartel de “Rucu” Alejandra Silva, asesinada por Facundo Siegfried. Sospechan aquellos que marchan con carteles en cada pedido de justicia, que acudir a Tribunales no alcanza del todo, y que hay que visibilizar y recordar el reclamo.

Elvira Silva, es la mujer detrás de esos carteles. Es la que con ojos llorosos y vos decidida encara a cualquier cronista y le pide que se detenga un minuto en la cara de su hija asesinada y en la de su asesino, tiene las fotos de ambos bien grandes. Se estruja todo, ahí los femicidios abandonan su carácter numérico, dejan de ser diez, veinte, sesenta y nueve y vuelven a ser Fátima, “Rucu”, Priscila.

“Ella fue víctima de un femicida, murió en manos de este asesino que no tuvo compasión y le disparó en la cabeza justo en el día de su cumpleaños”, dijo Elvira quien un poco nerviosa y atravesada por la situación, es que en ese momento encendían las primeras velas en los escalones de Tribunales recordando a Fátima.

La mamá de “Rucu” aún espera para el autor del asesinato, Facundo Siegfried, una prisión perpetua. El hecho ocurrió el 25 septiembre de 2018 y a finales de 2019, lo que no se pudo probar que víctima y victimario fuesen pareja, no se configuró como femicidio y el hombre recibió una condena de 18 años de cárcel.

Elvira recuerda que “él tuvo la suerte de que una jueza le dio prisión domiciliaria y se profugó”, posteriormente fue recapturado “y hoy está preso”.

Es por eso que “hacemos todo lo posible, es una lucha constante, no sólo destruye a una familia, sino que deja a dos criaturas sin algo tan preciado como es su madre”.

Sobre lo que determinó que el asesino tenga una pena menor a la esperada, dijo que “ellos eran pareja, en el momento del femicidio no lo sé porque ella se había ido a Rosario y él la mandó a buscar, seguramente con la intención de matarla, pero pese a lo que digan, hubo una relación, él vivió en la casa de ella y ella iba a –barrio – El Morro donde el cumplía un castigo por una causa federal por drogas”.

“Se tiene que terminar todo esto, no puede ser que estén matando a las mujeres sin consideración, sin pensar que tienen madres y hermanas, por eso pedimos Justicia y vamos a todas las marchas, transitamos Fiscalía, Tribunales, hacemos de todo, no puede quedar esto impune y tiene que pagar con perpetua”, dijo sosteniendo los carteles bien en alto, para que “Rucu”, no sea un número, sea una condena perpetua para Siegfried.