Calle cerrada y puente desarmado donde desapareció Fiorella

Pese a que no ha llovido ni se pronostíca tal escenario, la calle donde perdió la vida Fiorella se encuentra cerrada. Las barandas del puente fueron retiradas y utilizadas como obstáculo para que nadie pase por el viaducto.


Foto: Sopresa de los conductores al querer ingresar desde Ramírez.

El sábado 14 de diciembre un temporal de características inusuales provocó que el Arroyo Antoñico creciera y corriera con tal fuerza y violencia que inundó un puente de calle Gálvez, arrastrando el autómovil de Fiorella Furlán con ella dentro. Ésta situación tuvo en vilo a todos los paranaenses que se abocaron a la búsqueda de la jóven quien fuera hallada sin vida dos días después sobre el río Paraná.

Es lógico que luego de que la efervescencia de la búsqueda y el dolor del hallazgo pasaran, la población se iba a hacer las preguntas del caso respecto al puente que parece bajo, al arroyo que contiene una suciedad alarmante y demás requerimientos a los gobernantes.

Las primera medida fue bloquear el paso en días de lluvia, lo que pareció lógico, para luego realizar una promesa: “Estudiaremos el tema con el equipo. La obra tiene que incluir una solución definitiva para todos los vecinos. Estimamos tener un anteproyecto en cuatro meses. Una vez que lo tengamos nos volveremos a reunir con los vecinos de la zona, lo evaluaremos con ellos para ponemos de acuerdo e ir hacia el proyecto ejecutivo y gestionar el financiamiento”, indicó el intendente Adán Bahl el 27 de diciembre (ver: “Prometen obras para la zona donde perdió la vida Fiorella“), por lo que cuenta aún con tres meses por delante para presentar ese proyecto.

Lo que extrañó a éste cronista y a una docena de conductores, fue que la calle estuviera cerrada éste viernes, un día soleado, de una suceción de días soleados y que se estipula seguirán siendo soleados. No hay un inminente peligro de lluvias.

“¿Che, por qué está cerrado?, preguntó molesto el conductor de una Meriva a la verdulera de esa intersección quien encogió los hombos con gesto de “ni idea”. Y así muchos conductores que pasan las vías, toman velocidad y cuando quieren doblar se encuentran de golpe con el cartel.

Ya en Calle Gálvez, a metros de Ramírez, unos curiosos miran el Arroyo casi seco de agua pero inundado de residuos y vociferan. Uno es un vecino y se muestra visiblemente enojado: “sacaron las barandas para no dejar que nadie pase, de arreglarlo ni hablar”.